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Entré en el Hotel y subí la escalera hacia mi habitación. A lo largo del dia el insufrible calor de aquella ciudad marroquí parecía haberse instalado en mi ropa, plagada tambien con los penetrantes olores de las especias del zoco que acababa de visitar en la plaza. Abrí la puerta y encendí el ventilador situado en el techo. Sin ni siquiera encender la luz de la lámpara, me dirigí al baño para abrir el agua fria de la ducha mientras me deshacia indolentemente de toda mi ropa. El agua estaba tibia y con la esperanza de que se fuera enfriando la dejé correr mientras regresaba a la estancia.... sobre la cama, el brillo de una piel desnuda y unos ojos negros me detuvieron en seco. Aquella mujer estaba sobre mi cama, sentada, desnuda, penetrandome con sus negros ojos. Apenas la conocía; es cierto que habíamos intercambiado palabras y anecdotas durante algunos de los tediosos desayunos de aquel cochambroso hotel; ella estaba en la cuidad para participar en una boda y yo por turismo; y tambien es cierto que en alguna ocasion las miradas cruzadas entre ambos emenaban suficiente electricidad como para iluminar la vieja ciudad medieval en la que nos encontrabamos...
Yo estaba desnudo al igual que ella y ambos estabamos a oscuras sudando, con un viejo ventilador removiendo el aroma dulzon de aquella habitación cerrada... Me dirigí hacia ella (podía hacer otra cosa?) con lento ademan, tratando de prever los acontecimientos y controlar los actos, pero ella, en cuanto me tuvo a su alcance, agarró fuertemente mis testiculos, me tumbo sobre la cama y conquisto mi boca con su dulce lengua. Con mis ojos aun abiertos intentaba asumir mi realidad; una desconocida mantenia fuertemente apretados mis queridos colgajos, mi verga habia respondido con una encomiable erección y tenia sobre mi una hermosa pero desconocida mujer. Sin saber cómo, ella estrajo de algun sitio un par de cordones de los que rodean los albornoces del hotel y, girandose sobre si, introdujo mi glande en su boca mientras con sus manos procedia a atarme los tobillos. Su sexo se situó junto a mi rostro; un brillo de humedad asomaba por entre sus labios... incoporándome un poco deposité una serie de besos en ellos, solo besos, intentado conseguir el maximo roce entre ambos. Ella gímio levemente mientras intentaba atar aquellos cordones a los dos pies del dosel que adornaba mi lecho. Podria haberme escapado de aquella fragil atadura sin dificultad... pero alguno de ustedes lo hubiera intentado??. Acto seguido la mujer se sentó a horcajadas un poco más sobre mí, permitiendome presionar con mis labios los suyos aún mas, y rodear con mi lengua su clitoris ya visible... poco duro aquel manjar porque un nuevo cambio de posición modificó al escena. Ella se levantó a la mesilla y con dos nuevos cordones (dejaría todos los albornoces del hotel sin ellos?) se dirigío al pie de la cama. Esta vez aganchandose nuevamente situó su pezón derecho junto a mi boca mientras procedia a inmovilizar mi muñeca izquierda. Su sudor exhalaba un dulzor irresistible que me excitaba aun mas... lamí su pezón, duro y enhiesto como si fuera el unico alimento que quedara en el mundo y cuando cambió de lado para atar mio tra muñeca, me lancé a mordisquear aquel atolón con fruición... El escenario ya debia estar a su gusto porque se apartó de mi unos instantes para mirarme, atado, excitado, sorprendido.... Antes de subirse de nuevo al colchón, situó un cojin bajo mi espalda originando que mis partes "pudendas" se elevaran como un misil intercontinental. De nuevo sobre mi cuerpo, girada a mis pies, fue acercandome poco a poco a la fuente de su humedad, pero, cuando yo ya pensaba disfrutar de nuevo de sus humores, giró sus ingles hacia dentro y situo, de manera mas que certera, su ano junto a mis labios. Mientras me hacia cargo de la situación, ella, sin perder ocasión, acababa de retirar mi prepucio con sus labios dando la bienvenida a mi glande con su experta lengua. La cadencia que imprimia a sus besos, la situación elevada de mi verga con sus manos recorriendo mis testiculos, mis piernas, mis muslos... la habitación a oscuras y cerrada, con el ventilador del techo removiendo los olores de nuestros sudores, y yo, saboreando su ano con sabor a almendras amargas, soo podia tener un desenlace.... pero tampoco iba yo a decidirlo. Cuando mis gemidos y los de aquella mujer, estaban augurando lo inevitable, se giro de nuevo hacia mi y elevando sus caderas tomó mi membro con su mano y lo insinuó en su ano, que yo acababa de lubrificar con mi lengua... se detuvo un segundo mientra me miraba a los ojos, y con una leve sonrisa en los labios, cerró los ojos y se empaló en mi vergá. Cuando se abandóno a su orgasmo me clavó sus uñas en el pecho originandome mi segunda eyaculación. La primera ya se habia producido segundos despues de introducirme en ella.
Se despidió de mi con un beso en los labios y un hasta nunca, y abandonó la habitación tal cual habia entrado, sin que yo supiera cómo. Una vez recuperada la posicion y el decoro, me dirigí a la ducha para intentar digerir los hechos y sobre todo la despedida.
Por la noche bajé a cenar a la terraza del hotel. No me apetecía salir por la ciudad, me encontraba aun un poco perplejo. Junto a la terraza, en un salon, una multitud ruidosa festejaba algo de una manera esnsordecedora mientras, desde el otro extremo de la calle, una procesion de personas elegantemente vestidas se dirigía al salón. Pedí al camarero una cerveza para interesarme por el motivo de la celebración: al dia siguiente habia una boda y las familiar de ambos contrayenyes celebraban el acuerdo nupcial esa noche. Sonsaqué un poco más al camarero, que me explico que en la reunión, se acordaría la dote que se pagaría por la novia.... Las palabras del camarero pasaron a un segundo plano cuando la cohorte de personas elegantes cruzó frente a mi; en el centro la novia tapada por un cerrado velo.... me miró: no podré nunca olvidar esos ojos negros. Me levanté hacia ella, en el mismo instante que el camarero seguia comentando que la ceremonia finalizaba cuando la novia demostraba a la madre del novio que era virgen....
En aquel instante comprendí... y sonreí. No creo que la futura suegra fuera capaz de descubrir qué virginidad perdió la novia instantes antes de la ceremonia. Elevé mi cerveza hacia aquellos ojos y lancé un beso al aire... quien sabe donde se depositará

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
aaaa!
que relato tan mas...ensordecedor
y seductor.
me encanto!, desearia hacer lo mismo q aquella mujer de ojos negros...jaja yo creo que lo pondre
en práctica jajajaja
muuuuuy buena lectura!
un 10!!!

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