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Estas sentada. Me levanto a por una cartera que deposito ante ti. Deslizo la cremallera. No puedes evitar deslizar tu mirada dentro.

Voy sacando objetos: te los muestro; digo su nombre aunque sea evidente y los deposito lentamente en mi mesa: arneses; esposas metálicas con su llave de seguridad... una larga cadena... bridas negras... un pequeño azotador... un pincel... pequeño plug anal... antifaz de satén negro... guantes de cuero negro.
 
Tu sonrisa nerviosa y cierta agitación al respirar te delatan... tambien mi olfato descubre el sutil aroma que comienzas a destilar.
 
Ni te he tocado. Me levanto ante ti para coger el antifaz, rodear tu cabeza con la goma y tapar tus ojos. Adivino que en ese mismo instante todos tus otros sentidos se enervan al máximo. Es lo que busco
 
Ruidos... mis pasos acercándose a la mesa... he cogido la cadena y me subo a la mesa negra para poder deslizarla por encima de la viga de la cercha: el sonido de los eslabones deslizándose es inconfundible. 
- Levanta
No es necesario repetirlo. Tardas un segundo en estar de pie y sientes mis manos buscando la cremallera de tu falda que cae al suelo.
- Los brazos.
Entiendes para que y los sitúas justo para que pueda salir tu blusa. Mis dedos tocan los tuyos y trazan el camino de tus brazos, rodean tus hombros y bajan a tus pezones, que se perciben duros tras el blazer que aun llevas. Me sientes frente a ti, dominante, y cuando mis dedos comienzan a descender no puede evitar un leve estremecimiento, mas aun cuando, muy despacio, se aproximan al centro de tu deseo.

- Me encanta que estés empapada aun vestida. No te muevas. 
Oyes ruidos en la mesa y sientes los arneses cuando los cierro en tus muñecas
- Ven

Sientes que te aproximo a la cadena y como sujeto los arneses a ella y como suenan los eslabones mientras se deslizan para izar tus mulecas atadas por encima de tu cabeza. Ahora los sonidos son mas difíciles de adivinar, pero cuando los arneses empiezan a cerrarse en tus tobillos presientes qué va a pasar

- Cariño, ahora atare tus piernas a cada pata de la mesa... estarás algo... abierta para mi. Debes inclinarte un poco hacia delante. Te sentirás mucho mejor
En cuanto sientes mis manos enfundadas en el frio cuero no puedes evitar estremecerte de nuevo... tu tanga desaparece piernas abajo.

- Aun no estas preparada. Tardo solo unos segundos cariño

Un azote rasga el aire y se estrella en tu blanca y dura nalga. Parece que el tiempo se detiene mientras tu coño palpita a mil por hora... y surgen dos, tres... cuatro... y luego una suave caricia sobre la que imaginas enrojecida piel de tu culo. Y me sientes ahí, de rodillas tras de ti y sientes mi lengua recorriendo el limite entre ambas... y sientes mi lengua acariciar tu pequeña entrada y cómo la fría punta del pequeño juguete se aproxima jugando... y el olor a fresa de la vaselina descendiendo e impregnado todo... y en un instante, mientras mis dedos han comenzado a jugar con tus otros labios, sientes como el pequeño el intruso pugna por cruzar la frontera de tu ano... y mis dedos ye queman mientras acarician tu coñito...

- Cabrón. Te hare pagar todo lo que me hagas
- Eso espero cariño, pero ahora, es momento de ocuparse de tus pezones... y por cierto, presentarte a un juguete nuevo…

Un sonido vibrante inundó la estancia…
- Nooooo. Dime que no te has comprado un succionador, joder. 
- La noche es joven y acabo de cargar la batería. Relájate. Oh mejor dicho: prepárate. 


 

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