La Apuesta
Nunca debí de aceptar aquel juego.
Ahora, en una enmoquetada habitacion de hotel apenas iluminada, sentado a horcajadas en el suelo, desnudo, y a escasos centimetros de una desconocida, tenia que observar cómo esta se masturbaba ante mi. Sin mediar ningun otro contacto.
Despues me tocaría a mi.
Como los dos desconocidos de el "Ultimo tango en Paris" sólo nos permitiamos compartir nuestro lado más animal: el impulso sexual.
(...)
Ahora, en una enmoquetada habitacion de hotel apenas iluminada, sentado a horcajadas en el suelo, desnudo, y a escasos centimetros de una desconocida, tenia que observar cómo esta se masturbaba ante mi. Sin mediar ningun otro contacto.
Despues me tocaría a mi.
Como los dos desconocidos de el "Ultimo tango en Paris" sólo nos permitiamos compartir nuestro lado más animal: el impulso sexual.
(...)
Comentarios
Saludosss :-DD
Pd. Redios.. recordando "Ultimo tango en Paris", yo habria sido de los q abre la cocina del hotel a gritos buscando desesperado mantequilla ;-)