La Ventana


Cada tarde de cada viernes podia verla allí... apoyada en la vieja ventana de la nave junto a mi apartamento. Y yo, cada viernes por la tarde esperaba vislumbrarla a traves del sucio y viejo cristal... En la espera, imaginaba sus pasos antes de hacerse visible ante la ventana. La soñaba semidesnuda sobre una vieja tarima de madera... danzando agil... intensa... y al finalizar, arrojarse sobre la ventana para tomar aliento. Otras veces, la soñé pintora... creando alocadamente maravillosas formas sobre un enorme lienzo y, tras el extertor que produce la creacion, arrojar al suelo la bata manchada de colores imposibles y, desnuda, acercarse a la ventana a llenarse de sol y brisa....
Cada tarde de cada viernes mi espera se llenaba de emociones húmedas y febriles... y con cada aparacion en la ventana, como si se tratara de una soprano tras finalizar su interpretación, yo pugnaba por levantarme, aclamarla, ovacionarla, admirarla... por amarla. Admiración al contorno de su cuerpo, su perfil... ovacion a sus formas, a sus senos, a la sutil trampa de su cintura sujentando levemente esa transparente prenda que mil veces soñé con arrancar ... sus hombros, su cuello, su cabello... todo mi cuerpo aclamaba su presencia.... pero sobre todo amaba la insolente desnudez que me otorgaba cada tarde de cada viernes.
Nunca la conocí... aunque conocí cada rincon de su cuerpo como ninguno de sus amante podrá nunca imaginar. Nunca pude asomarme a sus ojos, pero la amé como no volveré a amar a nadie. Su presencia y su desden siempre embargaron mi alma y mi cuerpo....
Conocerla.... solo hubiera significado perderla para siempre

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